El nueve de abril último
se produjo el atentado, que se puede considerar, el más grave en los
últimos años a la libertad personal, los derechos humanos, y sobre
todo un atentado que nos regresa a la mente que la malsana sombra
del terrorismo sigue viva. Esa madrugada al promediar las tres de la
mañana, aproximadamente 150 hombres armados, entre adultos y menores
de edad, atacaron las oficinas del consorcio Camisea y secuestraron a
40 trabajadores de las empresas Shanska y Contrucciones Modulares,
subcontratistas del proyecto Camisea; no obstante, primero
despertaron a los pobladores del poblado de Kepashiato en Echarate en
la Convención – Cusco, y a las autoridades, los reunieron en la
via principal y discursaron (según testimonios obtenidos por el
diario La Republica) en contra del actual gobierno al que consideran
traidor; en contra de la explotación del gas de Camisea, en contra
del orden social que se tiene en Perú; también dejaron en claro que
se encuentran satisfechos por la captura de Florindo Flores Hala
“camarada Artemio”, repartieron volantes y hablaron con los
pobladores; previamente habían cerrado las vias de acceso a la zona,
luego secuestraron a los trabajadores a quienes los condujeron por un
camino de herradura y luego en una van y varias camionetas; en horas
de la mañana liberaron a tres trabajadores, una médico, una
enfermera y un chofer que hicieron llegar los “requerimientos”
del grupo terrorista.
Los secuestradores han
pedido 10 millones de dolares y un millón de dolares mensuales como
rescate por los trabajadores. Los reportes policiales manejan las
hipotesis de dos rutas de escape, y además se presume que los
terroristas al mando del “camarada Gabriel”, Martín Quispe
Palomino, serían quienes tienen secuestrados a los trabajadores.
Hasta el momento solo sabemos que la zona se ha declarado en estado
de emergencia y que se ha destacado a efectivos tanto de la policía
(SUAT) así como del ejercito a la zona para encontrar y liberar a
los secuestrados.
La reacción del gobierno ha sido tardía, no se ha visto avances al respecto; sin embargo, es una situación que se ha debido prever, pues recordemos que en febrero último la comisaría de Pujiura fue atacada con armas de largo alcance, al parecer por terroristas, ataque que dejó como saldo dos efectivos gravemente heridos, además, algunas versiones no confirmadas indican que algún ingeniero de Camisea había denunciado amenazas por parte de desconocidos, así pues, era una situación que quizá se pudo prever, es hora de que el ejecutivo actúe rápida y eficientemente para erradicar de una ves este flagelo que martiriza al Perú, y ojalá que esas ONG's y organizaciones de derecho humanos esta ves no actúen a favor de la miseria de estos sujetos.
La reacción del gobierno ha sido tardía, no se ha visto avances al respecto; sin embargo, es una situación que se ha debido prever, pues recordemos que en febrero último la comisaría de Pujiura fue atacada con armas de largo alcance, al parecer por terroristas, ataque que dejó como saldo dos efectivos gravemente heridos, además, algunas versiones no confirmadas indican que algún ingeniero de Camisea había denunciado amenazas por parte de desconocidos, así pues, era una situación que quizá se pudo prever, es hora de que el ejecutivo actúe rápida y eficientemente para erradicar de una ves este flagelo que martiriza al Perú, y ojalá que esas ONG's y organizaciones de derecho humanos esta ves no actúen a favor de la miseria de estos sujetos.
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