CONFLICTOS SOCIALES

Los conflictos sociales han aumentado en Perú, tanto en cantidad como en frecuencia y en violencia - ¿Por qué no decirlo? - ; no obstante, la situación se está volviendo insostenible. Ayer en la ciudad imperial de Cusco, los transportistas de servicio público salieron en una multitudinaria protesta por el alza de los combustibles y amenazan con subir los costos de los pasajes urbanos. Las protestas contra la minería consumen las provincias del departamento de Cajamarca pero quizá el más representativo de los casos es lo que está aconteciendo en la provincia de Andahuaylas, departamento de Apurimac; en el que la ciudad está prácticamente sitiada y aislada del resto del departamento; no obstante, la formación de una comisión la que estuvieron presentes los ministros de estado: Miguel Caillaux y Carlos herrera, en las carteras de Agricultura y Energía y Minas respectivamente, no se consiguió la firma de ningún acuerdo está mañana, aunque a estas alturas es posible que ya se haya realizado la firma de tales acuerdo; aún así, el gobierno ha sido enfático en afirmar que ellos no pueden anular concesiones hechas, “lo que podemos hacer es: no dar nuevas concesiones” aclaró.

Estos conflictos denotan una desatención a temas urgentes de la ciudadanía; no obstante, creemos que el gobierno debe brindar más atención a estos pedidos y evitar caer en el juego malversado de la prensa peruana que pretende construir un circo mediático con temas como el de Chehade. Lo único con lo que está contribuyendo la oposición es a demoler personas y pedir que rueden cabezas del partido de gobierno, y si éste sigue en el mismo juego perderá capacidad y gobernabilidad; la prensa ha contribuido a hacer esta labor de demolición que primero se emprendió contra García Naranjo y ahora con Chehade; más aun, emprenden empresas de desprestigio, pues, si el gobierno no cambia la constitución es un traidor  a sus propuestas, si sí lo hace es chavista, si el gobierno hace tal, está mal,  si no lo hace, no cumple con sus propuestas de campaña; así pues, el gobierno no el agradará nunca a la prensa ni a la oposición “ofendida”, es hora de que el gobierno se dedique a hacer para lo que fue elegido y dejar de buscar popularidad.