A medida que pasan los años, me
fui dando cuenta que es complicado vivir en el Perú, si eres una persona
silvestre, común y corriente, con suficientes recursos para ir a una universidad
sabemos que con mucho trabajo sales adelante (sufre peruano sufre), pero
también necesitas la llamada suerte, ¡unas ayuditas!, sin
ellas, quizá, tu camino prometedor no sea al final que soñaste.
Años después cuando comencé a trabajar para el estado me di cuenta que el sistema está hecho para eso, para sacarle la vuelta al sistema, para el beneficio de unos cuantos. Conocí personas que me contaron experiencias muy personales, personas importantes del derecho como muchos años de experiencia me relataron: esto está podrido desde los cimientos la ley es manipulada y solo distribuida para unos cuantos (dichosos aquellos), algún día esto va explotar y todo el mundo saldrá lastimado.
Luego de 6 años de no vivir en el Perú y conocer otras realidades, realmente extrañas el lugar donde naciste, tu familia, tu segunda madre (tu tierra), pero al regresar a trabajar te dicen cosas como: – es que no hay puestos de trabajo, porque el primito o el hermanito del jefe ya los ocupó – y tú, con maestría o doctorado; ¿Qué haces?
Con el tiempo y después de haber conseguido ese trabajo, la estabilidad, una familia, te dicen que cuando te jubiles luego de trabajar hasta los 65 años tu pensión será de aproximadamente 800 soles; – ¡Qué dramático! – pensaran ustedes, pero puede pasar en cualquier momento y el análisis es crítico.
No se trata de diatriba sin fundamentos, lo primero para afrontar un problema es reconocer cuál es ese problema; luego, predicar con el ejemplo y después tratar de escalar en este país, en el que siempre te encontrarás con las ayudas o los favores.
¡Qué difícil es vivir aquí!
Cuando ingresé en la política en
la época universitaria conocí el verdadero fondo de esta y como se mueven los
hilos de esta enfermedad, la considero así porque, aunque uno no quiera o
termina enfermo o termina muerto (retirado de este ámbito), yo termine muerto,
decidí no participar más en ella y claudicar. Ante lo dicho yo creía que podía
cambiar el mundo como todo joven neófito en el tema, también pensaba que podía
aparecer un caudillo y salvarnos de todo lo malo que pasaba en Perú.
Años después cuando comencé a trabajar para el estado me di cuenta que el sistema está hecho para eso, para sacarle la vuelta al sistema, para el beneficio de unos cuantos. Conocí personas que me contaron experiencias muy personales, personas importantes del derecho como muchos años de experiencia me relataron: esto está podrido desde los cimientos la ley es manipulada y solo distribuida para unos cuantos (dichosos aquellos), algún día esto va explotar y todo el mundo saldrá lastimado.
Luego de 6 años de no vivir en el Perú y conocer otras realidades, realmente extrañas el lugar donde naciste, tu familia, tu segunda madre (tu tierra), pero al regresar a trabajar te dicen cosas como: – es que no hay puestos de trabajo, porque el primito o el hermanito del jefe ya los ocupó – y tú, con maestría o doctorado; ¿Qué haces?
En este duro camino lo único que
queda es pedirle un favor a alguien, ayuda o quizá suerte, para poder conseguir
un trabajo en el lugar que creciste, en tu casa, quizá te arrepientas y digas: ¿por
qué no acepté el trabajo que me ofrecían allá lejos de aquí?, allá valoraban mi
esfuerzo, aquí en mi casa no lo hacen.
Con el tiempo y después de haber conseguido ese trabajo, la estabilidad, una familia, te dicen que cuando te jubiles luego de trabajar hasta los 65 años tu pensión será de aproximadamente 800 soles; – ¡Qué dramático! – pensaran ustedes, pero puede pasar en cualquier momento y el análisis es crítico.
No se trata de diatriba sin fundamentos, lo primero para afrontar un problema es reconocer cuál es ese problema; luego, predicar con el ejemplo y después tratar de escalar en este país, en el que siempre te encontrarás con las ayudas o los favores.
¡Qué difícil es vivir aquí!
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