El
triste accionar de la congresista de Fuerza Popular, Esther Saavedra, demuestra
nuevamente que no vivimos en una democracia y que existe una endeble fragilidad
en las instituciones del estado. La Policía Nacional del Perú, está para
vigilar el orden interno, cumplir y hacer cumplir la ley, no es la guardia
pretoriana de una congresista que cree poder ordenar la detención de
periodistas de forma arbitraria.
Todo el Perú ha sido testigo a través de las páginas
de noticias y las redes sociales, que agredió a un periodista por estar
filmando en un espacio público, lo cual no constituye ni falta ni delito; sobre
eso ya se ha escrito demasiado y se han visto muchas imágenes. Sobre lo que no
se está hablando es sobre el castigo que debe haber a los infractores de la
ley, primero a los efectivos de seguridad del estado que se encargaron de
detener de forma ilegítima al periodista, sin dar explicación y segundo a la congresista
que fue quien aparentemente habría ordenado dicha detención. Su abogado ha
salido en defensa de la congresista manifestando que ellos no tuvieron nada que
ver con el arresto del periodista; sin embargo, se le debe citar a la comisión
de ética parlamentaria, para explicar dicha agresión a un ciudadano y también
que se le de un castigo acorde a su accionar, por otro lado debemos estar
pendientes de la denuncia efectuada por el periodista por detención arbitraria,
lo que debe ser investigado y de hallarse responsabilidades estas deben ser
sancionadas.
La Policía no es un instrumento de represión de la libertad de
prensa ni de la libertad de expresión, y no debe ser usado para esos fines malsanos.
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