viernes, 19 de octubre de 2018

CARTA ABIERTA AL PRESIDENTE VIZCARRA

Cusco 19 de octubre de 2018

Excmo. Presidente Constitucional del Perú
Ing. Martín Alberto Vizcarra Cornejo.

Quien se dirige a usted es un ciudadano peruano, aún creyente de la democracia y los principios que dicen que los gobiernos deben ser: de la gente, por la gente y para la gente; así pues, me disculpo de no hacer llegar esta carta a su despacho y de hacerla pública, aprovechando la Internet; por estas dos únicas razones: La primera, es que me encuentro con dificultades de tiempo para poder imprimir y entregarla en mesa de partes correspondiente; y, la segunda, que tengo la esperanza de que esta carta sea leía por otro tanto de la población peruana, y que en ella puedan encontrarse en este mismo espíritu de democracia, de fe y esperanza, en que nuestro país es un país que vale la pena defender, y por el que vale la pena luchar desde nuestros distintos medios de trabajo cada mañana. Me dirijo a usted, pues, con la esperanza de que lo que aquí se exprese pueda, en cierta forma, calar en lo mas profundo de sus sentimientos patrióticos, y pueda encontrar en ella, quizá, una razón para cambiar el enfoque de su gobierno.

Nos encontramos viviendo tiempos oscuros, en esta nuestra querida patria. Todos los días nos despiertan noticias de corrupción, nos despiertan en la mañana audios de jueces vendiendo la libertad de criminales por unos centavos, nos despierta por la mañana la imagen de furibundos y tirriosos congresistas de la república, representantes nuestros, haciendo guerra a otros poderes del estado, nos despiertan noticias de señores congresistas abusando del poder y pidiendo sanciones a periodistas violando la libertad de expresión, nos despierta noticias nefastas por las mañanas… todas las mañanas... y si por casualidad llega alguna buena noticia, esta llega desde el extranjero, de algún lugar donde, posiblemente la democracia si funcione, como la captura de un juez en España. Todos los días arman teatros para distraernos, una detención de diez días o algún otro espectáculo por ahí para que creamos que el sistema funciona. Ante estos espectáculos, el peruano se ha acostumbrado, o quizá se ha mal acostumbrado a esta situación, al punto de creer que esta situación es normal. El desprecio por las leyes, por lo más sagrado que se erige como columna vertebral de nuestro estado, La Constitución Política del Perú, ha sido todos los días violada y mancillada; así pues, ¡no es verdad que en este país se respeten las leyes!, en el primer capitulo de nuestra carta magna dice: La defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo de la sociedad y del Estado; dígame señor Presidente, ¿Cuánta dignidad hay en aquella persona que es robada todos los días?, ¿Cuánta dignidad hay en aquella persona a la que todos los días se les roba el futuro?; señor Presidente, ¿Tiene usted conocimiento de como es que se llevan a cabo los procesos de adquisiciones del estado?, ¿Sabe usted cuanto dinero le roban todos los días al estado?, por transitividad, usted sabe que ese dinero le pertenece a todos los peruanos. Excmo. presidente Vizcarra, en el artículo segundo de nuestra constitución está consagrada, en el numeral segundo, la igualdad ante la ley; pero, señor presidente, si todos los días la justicia se compra y se vende en Perú, como se compra y se vende carne o papas en un mercado; o sea, el que más tiene más obtiene, ¿De que igualdad ante la ley estamos revestidos los peruanos?

La cantidad de jóvenes de entre 15 y 30 años en Perú según cifras del INEI, para el 2015, era de 8 millones 377 mil personas que representaban el 27% de la población; y disculpe usted, pero la mayoría de esas personas, aunque estudien en universidades, viven en un estado de semi analfabetismo; muchos ni siquiera están conscientes de su propia historia contemporánea.

Ahora también a los conocidos flagelos de nuestro país debemos subsistir también con una guerra entre los poderes del estado, y ver todos los días en las noticias que nuestros representantes blindan a sus compañeros de partido, blindan a jueces corruptos, se premian entre ellos con medallas y condecoraciones, como la Medalla de Honor en el Grado de Gran Cruz; ponen en cargos prominentes a sus aliados políticos, y cada vez que alguien hace una investigación, como cuando en un cuerpo enfermo se pone el dedo en la llaga, salta la pus, esa pus pestilente y fétida que contamina todo lo que toca; esto parece un proceso de degeneración indetenible de este moribundo cuerpo al que llamamos patria. Ante esto, ¿Cuál es nuestro futuro? – Como nación, pregunto, señor presidente – ¿Existe futuro en este país? Señor presidente los países son empresas, que subsisten mientras haya ingresos en sus flujos financieros, ¿Qué pasará el día en que lo peruanos se unan y dejen de pagar impuestos?, ¿Anarquía?, ¿Eso queremos?, ¿Porqué no podemos aprender de la historia?, no solo de la nuestra, sino también de la historia de otros países corruptos y dirigidos por caudillajes en lugar de instituciones democráticas fuertes, verdadera división de los poderes y respeto al ciudadano; ahora veo en las noticias que en el sur de Perú se ha encontrado una inmensa reserva de litio, quizá la más grande del mundo; y ahora ya sé el futuro que esto tendrá, ya sé lo que sucederá, se licitará internacionalmente la mina, y en lugar de respetar la ley se le entregará al que mejor pueda corromper a los gobernantes de turno y aparecerán mucho políticos accionistas de estas mineras, en la televisión saldrán periodistas de extrema derecha a insultar y tratar de rojos a quienes se opongan a la explotación desmedida de los recursos, al final lo que salga de la mina ni será refinado aquí en Perú ni aportará desarrollo al Perú, y en Perú no aprenderemos a fabricar ni una pila (y eso que en Bolivia ya se fabrican teléfonos celulares); tal como pasó con Potosí, en Bolivia, la mina de plata más grande alguna vez hallada, y dígame, ¿Cuánto desarrollo hay ahora en Potosí?; dígame si no será necesario por fin dejar de prostituir el futuro de los peruanos y hacer un verdadero contrato con interés social sobre los yacimientos peruanos, y que lo que se extraiga de Perú se refine y se procese en Perú, por manos peruanas, empleando a ingenieros peruanos. ¿Porqué las actuales mineras, como Antamina, no refinan y procesan aquí los metales?, ¿Porqué, señor presidente, vedemos tierra en lugar de cables de cobre?, yo no soy un anti minero, pero si vamos a vivir de esto al menos hagámoslo con inteligencia, y dejemos de aprovecharnos de la ignorancia de los peruanos.

Para terminar señor presidente, el Perú le ha dado su aprobación en sus primeros meses, le ha otorgado legitimidad; pero, sin embargo, van pasando los meses y poco a poco la euforia decae, ya se empieza a notar en las redes sociales que hay gente que empieza a pensar que es usted parte de todos estos teatros que nos van armando día a día. Yo aún tengo fe en usted; que me llamen inocente los que lean esto, pero aún creo que usted puede cambiar ahora el futuro de este país, creo y sospecho que usted quiere hacerlo; si puede recibir el consejo de un ciudadano, ¡Hágalo!, hágalo ahora que tiene la aprobación de la mayoría de los ciudadanos, y convóquenos, usted puede convocar al país a respaldarlo y estoy completamente seguro de que la mayoría de peruanos se alzará para respaldarlo, es así como funcionan los pueblos, defienden a sus líderes, a los líderes en los que creen y tienen fe, cambie ahora las cosas. Nos encontramos, señor presidente, en el punto de quiebre, sospecho que a partir de ahora las cosas cambiaran para bien o mal. Este pueblo no resistirá mucho tiempo, el futuro al igual que los tiempos actuales, parece oscuro; pero, usted puede arrojar algo de luz a ese futuro, inténtelo, pase a la historia como el que realmente lo logró y cambió este país, ¡cierre el congreso!


Atentamente.


Erick Guiomar Gonzales Aparicio
DNI: 41845758

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Lo más leído del Heraldo

“No podemos, por cierto, curar con un solo trazo deficiencias
arraigadas, satisfacer totalmente necesidades angustiosas o recuperar,
en uno o dos años, o en unos cuantos años, el tiempo perdido o
malgastado, o no integralmente empleado por generaciones anteriores,
cuyos esfuerzos constructivos, por otra parte, no debemos ni podemos
desconocer sino, por el contrario, necesitamos reconocer y honrar.
Urge que podamos educar no sólo a niños, adolescentes y analfabetos
adultos, sino también a nuestra opinión pública y a nuestras clases o
sectores dirigentes y a estos últimos para que comprendan y se
resignen a que los problemas educativos sean estudiados, confrontados
y abordados técnicamente y en forma adecuada y a largo plazo”.

Jorge Basadre
Materiales para otra morada, 1960