A los conocidos problemas políticos
y sociales, se les ha sumado también un sismo de 7.3 grados que ha afectado también
a Trinidad y Tobago. Ante esto y ante el cierre de las fronteras a los
ciudadanos sin pasaporte, las redes sociales han sido inundadas de comentarios
que merecen ser estudiados por psiquiatras; creía que Perú era un país
solidario, un país hermanos; cuan equivocado estuve.
No podemos perder la perspectiva.
El principal argumento de los xenófobos que aplauden el cierre de las fronteras
es que en casa tenemos muchos problemas por resolver y que existen personas necesitadas,
niños y madres en la sierra y en la selva, niños muriendo de frio en las zonas
altoandinas del sur peruano, lo cual es cierto (que hay problemas en casa),
pero volveremos a este análisis después. Primero inspeccionemos estos
argumentos; pues, según estas personas primero debemos hacer que todo en el país
funciones bien para poder pensar en abrir de forma humanitaria las fronteras,
sin embargo el mismo enfoque es errado puesto que no se está hablando de dar de
comer a los venezolanos; no se está hablando de que con el dinero de los
impuestos se les de comida y vivienda, nadie está hablando de darles techo y
comida con el dinero de nuestros impuestos; finalmente, nadie está diciendo que
deba gastarse un solo sol en los venezolanos, se está hablando (como al inicio
de este éxodo) de dejarlos entrar para que busquen trabajo y su propio medio de
subsistencia; por lo que, ese argumento tonto de que hay niños en la sierra a
los que debemos ayudar, no está enfocado en la realidad. Si se estaría
discutiendo el hecho de que el gobierno deba gastar una partida del presupuesto
nacional (por poner un ejemplo, de 10 millones de soles) para ayudar a las
zonas altoandinas o a los venezolanos, evidentemente yo como peruano apoyaría
que ese dinero sea usado en los propios peruanos, pero este no es el caso, no
se está destinando dinero en ayuda a ningún venezolano, no se le esta quitando
ningún pan de la boca a un peruano para dárselo a un venezolano. Ese es el fin
de tan ridículo argumento; lo que aquí se ve es que se abran las fronteras no
solo de Perú, sino también de Ecuador, Colombia, Brasil, Bolivia y Chile, que
son los países más próximos a Venezuela, para poder dejar que estas personas
busquen trabajo y alimento para sus familias, obviamente respetando las leyes
del país al que entran y que se investigue los antecedentes de las personas que
ingresan al país; que la justicia se expedita con los que incumplen o delinquen
y que no se les permita hacer política en el país que les está dando asilo. No
podemos permitir que cientos de miles de venezolanos estén abandonados en las
fronteras, con niños en brazos, con mujeres embarazadas, con ancianos y gente
enferma; el mundo, la humanidad no puede permitir que esto suceda sin poder
tomar acción.
Comprendo muy bien la desgracia e
impotencia de muchos de mis compatriotas que han sido asaltados o estafados por
venezolanos de mal vivir; no obstante quiero recordarles que no se puede juzgar
a todos por unos cuantos, que debe haber mayor control en las fronteras, debe
haber y que se deba impedir el paso de delincuentes, se debe impedir, en todos
los países; sin embargo, les recuerdo también a mis compatriotas, que en todos
los países donde hay peruanos, llegan también peruanos de mal vivir, y que por
culpa de estos no se puede deportar ni estigmatizar al resto de mis
compatriotas en el mundo. Basta revisar rápidamente las noticias del mundo para
ver la cantidad de peruanos arrestados en otros países por robos, asaltos,
asesinatos, narcotráfico; ¿Sería justo deportar o impedir el paso de los buenos
peruanos por causa de los malos?
Ahor bien siguiendo esta última
reflexión; solamente entre 1990 a 2014 la cantidad de peruanos que han emigrado
a diferentes países es de 2 millones 724 mil 869 compatriotas (INEI 2015), la mayoría
de los cuales se encuentran en Argentina, Estados Unidos y España y Chile; el
64.1% de estos salieron entre los 15 y 29 años de edad (PEA); el 67.5% de los
peruanos salieron por mejoras económicas (robarles trabajo a otros, según los xenófobos),
otro tantos por estudios; solo 270 mil peruanos han retornado al país en los últimos
15 años. Entonces, y esto va para la gente que dice que recibir venezolanos nos
va dejar sin trabajos a todos; si el día de mañana se cierran todas las fronteras
del mundo, y devolvemos a 400 mil venezolanos a su país, nos regresaran al
nuestro casi 3 millones de compatriotas; en ese caso sí, no habrá trabajo para
todos. El impacto económico de las remesas de estos compatriotas que hacen
patria en otras tierras (pese a los xenófobos de todo el mundo), es claro, pues
esas remesas aceleran nuestra economía y generan bienestar. Por otro lado, el
ingreso de venezolanos tiene también un impacto positivo en el Perú, debido a
que nuestra gente muchas veces se acostumbró a ser poco competitiva y mediocre;
a todos nos ha pasado terminar la universidad, muchos ni nos graduamos y nos
ponemos a trabajar y ante la influencia de personas con maestrías y doctorados
no nos queda mas que afilar el hacha (Ribeiro,
1998) y volvernos competitivos; pues nuestro letargo representa falta de
competitividad de las empresas y una baja capacidad de competir en el mundo,
razón por la cual la mayoría de peruanos que salen de la patria no trabajan en
sus profesiones (INEI 2015). Por otro lado, las personas que se sienten en
peligro de perder sus fuentes de ingreso son personas que no están preparadas
para competir, muchos de ellos incluso actitudinalemte; pues, atienden molestos,
no se preocupan de su correcta imagen ni de su marketing personal (Temple,
2015), no se preocupan por mejorar, por ser proactivos, y en cuanto sienten que
llega gente más preparada comienzan la xenofobia.
No podemos cerrar los ojos a los
problemas migratorios, especialmente a los de la delincuencia, injerencia política
y muchos otros males; y, esto debe servir a los venezolanos ahora para que
ellos mismos deban ser solidarios con sus compatriotas. Ser solidarios en el sentido
en que no pueden salir a las redes sociales a publicar video en los que juzgan,
se burlan, se ríen, maltratan y vejan a Perú y a los peruanos; una actitud
impropia y que les ha cerrado muchas puertas; si bien no se les puede pedir a
los venezolanos que ubiquen y capturen a sus compatriotas delincuentes, si se
les puede pedir que se comporten a la altura, en la era de las redes sociales,
le hacen daño a sus compatriotas en necesidad, haciendo videos y comentarios
ultrajando a vuestro huésped. Por otro lado, y retomando el tema de la
injerencia política; dos grupos políticos, y, para decirlo con nombre y
apellido el APRA y el Fujimorismo (o neo fujimorismo, o keykismo, como quieran
llamarlo) han estado utilizando estas migraciones con fines políticos; lo cual
es un acto aprovechado e irresponsable. A todos los venezolanos que estén
leyendo esto, les pido encarecidamente que se abstengan de participar en la política
peruana; les recomiendo no votar en elecciones y mucho menos apoyar
abiertamente o en solapado, a candidatos en este país; en este país estamos
viviendo una transición muy fuerte y esto solo le acarreará problemas. Por otro
lado, y recordando que los extranjeros no pueden hacer política, sería conveniente
que sus activistas eviten aparecer al costado de políticos peruanos dando
declaraciones, pues esto es injerencia en los intereses políticos del país; sería
correcto que le dejen la labor de vuestra defensa, a los peruanos que si nos
interesa el bienestar de nuestra América Latina. Solos les hace mas daño
vuestros activistas, ellos deben estar en vuestra casa luchando contra el régimen
de Maduro.
Pensé que vivíamos en un continente
unido, hermanado por un pasado de libertad, que nos unió bajo una misma bandera.
Estos países se decían hermanos; mas ahora, veo que dicha hermandad no resistió
mucho, apenas unos de los hermanos tuvieron necesidad se cerraron las
fronteras. No, digo que se deje entrar a todos los venezolanos sin control,
pero por ser un problema, una crisis, las madres embarazadas, los niños y los
enfermos que están abandonados en las fronteras deben ser rescatados. Este mi
país se ha llenado de xenófobos, y ahora que lo veo, era obvio que así tenía
que terminar, puesto que en mi país hay mucho racismo, mucha envidia y mucha incultura;
y pues, para ser xenófobo hay que ser forzosamente racistas, envidioso e
ignorante. Disculpen a si muchos les pega lo que he escrito, pero es una verdad
cada vez más grande en este país de todas las sangres.
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